Software propietario
El software propietario es aquel en el que un usuario tiene limitadas sus posibilidades de usarlo, modificarlo o redistribuirlo, y a menudo su licencia tiene un coste.
Se le llama software propietario, no libre, privado o privativo al tipo de programas informáticas o aplicaciones en el que el usuario no puede acceder al código fuente o tiene un acceso restringido y, por tanto, se ve limitado en sus posibilidades de uso, modificación y redistribución. Este tipo de software se opone al más reciententemente popularizado software libre, que permite que cualquiera lo modifique y lo redistribuya.
El software propietario es el más común, ya que implica que para acceder al mismo el usuario debe pagar por una licencia y sólo puede hacer uso del mismo en un contexto restringido, es decir, que para que puedan usarlo distintas computadoras deben abonarse otras licencias. Además, este software no puede modificarse ni perfeccionarse en su funcionamiento, como así tampoco redistribuirse a otros destinatarios.
Los softwares propietarios son con frecuencia desarrollados por corporaciones, como ocurre con aquel producido y distribuido por Microsoft. Estas compañías poseen los derechos de autor sobre el software y, por tanto, los usuarios no pueden acceder al código fuente, distribuir copias, mejorarlo o hacer públicas las mejoras.
En la actualidad, la popularidad del software libre desarrollado por pequeñas empresas o grupos de usuarios ha alcanzado un gran auge, como ocurre con el sistema operativo Linux. Este tipo de aplicaciones que permiten un amplio número de posibilidades al usuario más allá del simple hecho de hacer uso del mismo fomenta conversaciones y participación activa que, a menudo, contribuye a perfeccionar el sistema ágil y confiablemente. Las grandes empresas han tomado nota de estos cambios y han debido insertarse en la carrera del software libre lanzando versiones abiertas de sus programas o invitando a los usuarios a opinar al respecto.
Se le llama software propietario, no libre, privado o privativo al tipo de programas informáticas o aplicaciones en el que el usuario no puede acceder al código fuente o tiene un acceso restringido y, por tanto, se ve limitado en sus posibilidades de uso, modificación y redistribución. Este tipo de software se opone al más reciententemente popularizado software libre, que permite que cualquiera lo modifique y lo redistribuya.
El software propietario es el más común, ya que implica que para acceder al mismo el usuario debe pagar por una licencia y sólo puede hacer uso del mismo en un contexto restringido, es decir, que para que puedan usarlo distintas computadoras deben abonarse otras licencias. Además, este software no puede modificarse ni perfeccionarse en su funcionamiento, como así tampoco redistribuirse a otros destinatarios.
Los softwares propietarios son con frecuencia desarrollados por corporaciones, como ocurre con aquel producido y distribuido por Microsoft. Estas compañías poseen los derechos de autor sobre el software y, por tanto, los usuarios no pueden acceder al código fuente, distribuir copias, mejorarlo o hacer públicas las mejoras.
En la actualidad, la popularidad del software libre desarrollado por pequeñas empresas o grupos de usuarios ha alcanzado un gran auge, como ocurre con el sistema operativo Linux. Este tipo de aplicaciones que permiten un amplio número de posibilidades al usuario más allá del simple hecho de hacer uso del mismo fomenta conversaciones y participación activa que, a menudo, contribuye a perfeccionar el sistema ágil y confiablemente. Las grandes empresas han tomado nota de estos cambios y han debido insertarse en la carrera del software libre lanzando versiones abiertas de sus programas o invitando a los usuarios a opinar al respecto.
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